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Clasificaciones tipográficas
Tipografía y notaciones científicas

La figura 1.1 (pág. 20) no pretende ser, ni mucho menos, un esquema de clasificación de tipos, sino que tan solo muestra la diversidad de formas que pueden adoptar las letras habitualmente empleadas en los textos. Ni siquiera se dejan entrever las letras decorativas, las manuscritas o las góticas, por ejemplo.

Se han creado sistemas de clasificación por docenas, basados en diversos criterios (sobre todo históricos y morfológicos) y con amplias variaciones en el grado de detalle. Solo unos pocos de ellos tienen interés real, y a menudo otros sistemas son meras variaciones en puntos concretos.

Vox, ATypI, DIN

Aunque algo anticuada, la clasificación de Vox (1954) sigue siendo la más equilibrada y la que ofrece un mejor compromiso entre sencillez y utilidad (al menos en la escritura latina). Ha sido adoptada por la Asociación Tipográfica Internacional (ATypI) y es también, con ligeras variaciones, la usada en la norma alemana DIN 16518. Los cuatro primeros grupos de la clasificación siguen la evolución histórica: humanas (Jenson), garaldas (Garamond), reales (Baskerville) y didonas (Bodoni); en el libro he usado como prototipos los dos extremos: Jenson y Bodoni. Los otros grupos se basan más en la morfología: lineales (es decir, paloseco, como Helvetica), mecanas (Clarendon, Rockwell), incisas (Optima), manuscritas (Zapfino, Mistral) y manuales (góticas y unciales).

Su principal limitación está en la genericidad de dos grupos: las góticas (muy usadas antaño en España y Alemania, aunque hoy en la práctica es una cuestión menor) y las palosecos. Como se ve en la figura del libro, las letras de palo seco hoy tienen una amplia variedad de diseños y un único grupo es insuficiente. Se puede paliar hablando, por ejemplo, de una paloseco con proporciones de humana, pero letras como Futura no tienen equivalentes en las letras con remates.

Autores como Blackwell han complementado el sistema de Vox con algunas categorías adicionales, y otros como Bringhurst siguen de cerca la línea histórica de Vox y dan más más presencia a las sin remates (la clasificación de Bringhurst es muy popular en la actualidad y merece la pena tenerla en cuenta).

Thibaudeau

La clasificación de Thibaudeau (h. 1920) fue la primera con cierto interés en el rigor. Hoy no goza del prestigio que tenía antaño, pero la menciono aquí porque en países como España, Francia y Estados Unidos todavía tiene defensores (cada vez menos) y por la importancia histórica que se le atribuye. Es hija de su tiempo, pues tiene tres categorías para unas pocas fuentes que entonces estaban en boga, mientras que varios siglos de historia con toda su riqueza de diseños quedan amontonados en un par de grupos genéricos.

Toma los remates como criterio de clasificación, y en la era industrial y del funcionalismo no es raro que se base en ideales geométricos, como las letras del momento: rectángulos, líneas o su simple ausencia; así tenemos las egipcias (Clarendon), las modernas (Didot, Bodoni) y las de paloseco (que por entonces no tenían la gran variedad actual). Los remates más orgánicos son «lo demás» y van a parar a las antiguas, por lo que comparten espacio diseños tan dispares como Jenson, Times, Garamond e incluso Optima. Hoy las egipcias y las didonas apenas han crecido y en cambio las antiguas y las de paloseco han proliferado; por ello, es una clasificación descompensada y que hoy carece de verdadera utilidad.

PANOSE

Los lectores con inclinaciones científicas y racionalistas disfrutarán con la clasificación PANOSE (h. 1990), e incluso los que no las tengan deberían echarle un vistazo para visualizar mejor los parámetros morfológicos del diseño de las letras. Por desgracia, no es un sistema muy bien documentado y su manual es parco en imágenes, pero se puede encontrar un denso esquema que puede ayudar.

ISO 9541

La clasificación ISO 9541 no tiene muchos seguidores y se basa en una compleja estructura jerárquica de tres niveles, muy al estilo de este organismo. Los niveles primarios son: 1) unciales, 2) lapidarias, 3) góticas 4) con remates, 5) sin remates, 6) manuscritas, y 7) ornamentales (una octava clase, para símbolos, no se ha desarrollado). No obstante, por ser una norma a veces aparece mencionada como referencia y se establecen correspondencias con ella.

Una de sus virtudes es que las letras de texto quedan bien agrupadas en dos categorías bien definidas (4 y 5), que son las que aparecen en el libro, y que las palosecos tienen varias subdivisiones, no muy distintas a las añadidas por algunos autores a Vox. Otra virtud es que no se limita al alfabeto latino.

Comerciales

Las primeras clasificaciones, que datan del siglo XIX, fueron las comerciales, por razones prácticas. Hoy, algunas empresas como Monotype, URW, Adobe e IBM tienen sus propias clasificaciones, de interés sobre todo comercial y técnico en sus respectivos programas.

Referencias

Al lector interesado en el diseño de las fuentes le recomiendo el libro de Juan Martínez-Val Tipografía práctica (Madrid, Laberinto, 2002). El que realmente quiera saberlo todo desde el punto de vista técnico, con estimulantes capítulos sobre estética y clasificación, debe ir a Fonts & Encodings, de Yannis Haralambous (Sebastopol [US], O’Reilly, 2007).

Más…

Portada del libro

Antes de Thibaudeau

Thibaudeau hace poco más que sistematizar las clasificaciones que ya existían a finales del siglo XIX, sobre todo en los catálogos tipográficos, y tiene poco de original. Puede encontrarse una organización similar (aunque con algunas variaciones de nomenclatura) en, por ejemplo, The Practice of Typography, de De Vinne (1900), descargable en Internet Archive (y que tiene una secuela igualmente interesante).

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