Con relación al plural de la unidades, hay que señalar que en España el Real Decreto 1317/1989 establecía lo siguiente: «Los nombres de las unidades toman una s en el plural (ejemplo: 10 newtons), salvo que terminen en s, x o z». Era una innovación de este decreto que no aparecía ni en la anterior Ley 88/1967 ni en los estándares en los que se basaba.
La aplicación estricta de esta norma podía conducir a absurdos como «mols», «pascals», «decibels», «radians» o «unidads astronómicas», por lo que hay quien le ha intentado dar alguna lógica limitándola a los nombres de unidades derivados de personalidades, tal vez porque el párrafo precedente en la ley trataba precisamente sobre ellos; esta precisión, sin embargo, no existía en el texto legal, que aludía a las unidades, sin distinciones. Por suerte, esta parte se ha suprimido en el Real Decreto 2032/2009, que reemplaza al anterior (tiene correcciones).
Por otra parte, la Ley 19.511 de Argentina establece una regla distinta: «Cuando el nombre de la unidad es un nombre propio, o deriva de un nombre propio, se recomienda no pluralizar. En los restantes casos, el plural se forma agregando s o es, según corresponda». En este caso, se queda en mera recomendación, lo que parece más lógico al tratarse de una cuestión meramente lingüística.
En lo que respecta a España, era una ley restringida al país, que se aplicaría, a lo sumo, en él y no en el resto de países hispanohablantes. Localismos así, al igual que el de la ley argentina, conviene evitarlo salvo si se quiere escribir algo que deba tener fuerza legal… ¿O no? Por ejemplo, el Real Decreto 286/2006 usa «pascales» y «decibelios» (ambos de nombres propios) y no es ni mucho menos excepcional (más bien al contrario, lo excepcional en la legislación española es «pascals» y «decibels»). El nuevo decreto español del 2009 es coherente con la práctica y las normas internaciones.
En contextos científicos es preferible no seguir estas normas locales sino, por el contrario, atenerse a las directrices de los estándares internacionales y que son bien sencillas: 1) en el SI todos los nombres de unidades se tratan por igual con una regla simple: son nombres comunes; 2) en el Sistema Internacional de Magnitudes también se da una regla simple: los nombres de las unidades son los propios de cada lengua. Quedan fuera de lugar, por ello, reglas que dan un tratamiento especial a los nombres de unidades, sea en la grafía (la cursiva que aplica la Academia a algunas unidades), sea en los plurales (el decreto que se inventaba una norma que no se atiene a las reglas generales del resto de los nombres comunes). Los plurales formados regularmente en casos como «pascales» o «decibelios» no solo son los más conformes a las normas internacionales, sino que además son, y con mucho, los más usados.
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