Según diversos manuales de estilo, los topónimos africanos, incluso si están escritos con caracteres latinos, deben adaptarse a la pronunciación española, en contraste con los europeos, que no deben alterarse.
La razón que se alega es que esos topónimos son transcripciones en la lengua de las potencias colonizadoras de nombres de lenguas ágrafas y por tanto nosotros podemos hacer nuestra propia transcripción.
Este artículo aporta algunos datos históricos que contradicen este punto de vista.
Es verdad que los primeros sistemas ortográficos se basaban en las lenguas de los colonizadores, pero no radicalmente. Los franceses fueron los más conservadores y se limitaron a meras transcripciones, pero los ingleses crearon sistemas ortográficos que se apartaban del inglés por coherencia y, me imagino, por espíritu científico. La Royal Geographical Society adoptó en 1836 el principio de «consonantes como en inglés, vocales como en italiano» (en realidad con el sistema aún más reducido del español de las cinco vocales).
Sin embargo, ya en 1848 empezaron los movimientos para que las ortografías se adecuaran a las lenguas y se distanciaran del inglés cuando la Church Missionary Society publicó un sistema donde se eliminaban las letras dobles y se reemplazaban por diacríticos.
De una serie de congresos en los años cincuenta del siglo XIX salió el alfabeto estándar africano que se desmarcaba más de las reglas inglesas incluso si todavía tenía la influencia del «consonantes como en inglés, vocales como en italiano».
De esto hace ya siglo y medio, un plazo prudencial como para empezar a considerar que las lenguas africanas hoy ya no son exactamente ágrafas. No confundamos el analfabetismo brutal de África con el hecho de que las lenguas sean ágrafas.
Por otra parte, no hay que olvidar que antes de la colonización ya había dos lenguas escritas y que por tanto no se pueden considerar ágrafas: el suajili desde hace tres siglos y el hausa desde hace medio milenio. Son las dos linguas francas más importantes de África.
La historia no termina. En 1926 se funda el Instituto Africano Internacional con el primer propósito de desarrollar un alfabeto africano. Y digo alfabeto y no ortografía porque las propuestas fueron radicales con la introducción de letras de nueva formación (en la línea del alfabeto fonético).
Este sistema, ante las dificultades tipográficas que presenta, ha tenido un éxito parcial, y lo normal es que se reemplacen las letras especiales por dígrafos como gh, ph, th, kh, bw, fy, ly, ny…, que, por mucha apariencia inglesa que tengan algunos, no son equivalentes al inglés (th es una t aspirada y no nuestra z, bw es una b labializada y no /bu/, la ny de Kenya es la ñ... ¡como en catalán!).
La dispersión actual es bastante grande, pero lo que sí debe quedar claro es que la afirmación de que la ortografía de las lenguas africanas es la de sus colonizadores debe tomarse con reservas, al menos en las del imperio británico. Los francófonos también han intentado racionalizar la ortografía en los últimos años (como lo demuestra el nombre oficial «en francés» de Rwanda, que tiene una w muy poco sospechosa de ser francesa) y apartarse de la metrópoli.
Si contamos las consonantes inglesas, que coinciden a menudo con las españolas, y las vocales, que son como en español y no como en inglés, podríamos concluir que las ortografías africanas están más cerca del español que del inglés. No dejaría de ser ilusorio, porque la pronunciación real no tiene nada que ver ni con uno ni con otro.
Añado que no las conozco (¡con la de lenguas que hay en África!), pero (o más bien por ello) nunca me aventuraría a decir que la pronunciación de un nombre es tal o cual sólo porque en inglés o en francés sería de esa forma.
El caso de Malaŵi es especialmente ilustrativo. Para evitar una supuesta forma inglesa, que no es tal, se ha fijado en español, paradójicamente, una pronunciación anglicada errónea. Esa «ŵ» (obsérvese que tiene un acento circunflejo) tiene un sonido parecido a la «v», por lo que en todo caso debería ser Malavi y no Malaui (y curiosamente, la w de Taiwán si tiene el privilegio de permanecer).
© 2000-2023 Javier Bezos • www.texnia.com • jbezos.github.io